Roser Tarragó es actual militante del CN Atlètic-Barceloneta, bajo las órdenes de Marc Comas. Es una jugadora destacada de la historia del waterpolo español, habiendo ganado dos medallas de plata olímpicas, una medalla de oro mundial y dos medallas de oro europeas. Además, debutó en el equipo nacional siendo la más joven de este. A sus 31 años, actualmente juega en la División de Honor Femenina tras haber pasado por la Universidad de Berkeley.
Roser, allá donde has ido, has destacado. ¿Cuál es tu secreto?
Disfrutar. Juego mejor cuando me lo paso bien, muchísimo mejor.
¿Y por qué Berkeley? ¿Por qué no quedarte a estudiar en España?
Bueno, me ofrecieron la beca y no tenía muy claro qué estudiar. Y en Estados Unidos el sistema es un poco diferente al de aquí. Durante un par de años, tienes tiempo de decidir lo que quieres hacer y experimentar un poco. Y es lo que hice. M e lo pasé muy bien y acabé decidiendo una carrera, pero no la estoy usando tampoco ahora. Lo importante para mí era disfrutarlo y me lo pasé muy bien estudiando.
Y el nivel de la liga universitaria allí es alto. Se llenan las gradas y hay muy buen ambiente.
El ambiente es una pasada. El nivel, no es tan alto como aquí. Pero la competitividad sí. Y que haya tanta competición es lo que hace que compense un poco. También es diferente, es mucho más rápido. El waterpolo que se juega es mucho más sucio. Se aprende un montón porque se aprenden cosas diferentes a las que aprendemos aquí. Aquí es mucho más técnico, muchísimo mejor en técnica. En cosas básicas, aquí somos muchísimo mejores.
¿Qué es algo de tu experiencia que hayas podido aportar a tu juego de ahora, en tu club actual?
Bueno, yo creo que hay muchas cosas, la verdad. Pero lo del juego duro, lo de aprender a jugar de verdad contra gente que está todo el rato pegando, todo el rato agarrando… Creo que esto lo agradezco. Lo pasé un poco mal al principio, pero lo agradezco. Sobre todo, allí entrenan siempre igual de duro que juegan después. Como siempre se están jugando una plaza en el equipo y luego se están jugando una plaza en la selección, pues es muy duro todo el rato, todo el tiempo.
En España muchísimos éxitos. 8 medallas internacionales y 9 años en la selección. Luego decidiste retirarte por un tiempo, ¿por qué en ese momento?
¿Cuando me retiré la primera o la segunda vez?
La primera
La verdad es que estaba muy mal mentalmente. Psicológicamente, muy mal. De hecho me dieron una cosa que se llama medical disqualification en Estados Unidos. O sea, seguí teniendo la beca, por eso jugué 2 años y medio. La beca la tenía igualmente. Era considerada una deportista, pero no estaba en el equipo de waterpolo. Y eso pues tiene que ver con los años en la selección y la gestión. Creo que hay muchas cosas a mejorar. Se puede proteger mucho más a la gente, sobre todo a la gente joven.
Mirando ahora a cómo estaba antes, ¿crees que se ofrecen más ayudas¿ ¿O queda mucho por recorrer?
Queda muchísimo por recorrer. Muchísimo. Creo que en todos los ámbitos, además. En todos los países. Para mí la experiencia en Estados Unidos no es que fuera mejor, de cara al equipo. Hubiese seguido en el equipo si hubiese sido mejor allí. Pero la verdad es que no supieron ayudarme. Supieron ayudarme los médicos y los psicólogos, y por eso seguí estudiando, por ejemplo, y he vuelto a jugar después. Pero creo que queda mucho que hacer en todos los aspectos.
Ahora se habla un poco más porque cuando lo habla Simone Biles parece que de verdad existe y antes no existía. Ha existido siempre. El deporte de élite es muy duro y no hay suficiente ayuda psicológica.
Ahora estamos en una etapa en la que parece que está dejando de ser tabú, ¿no? Moviéndonos ya a 2021, a tu regreso a la División de Honor aquí, en España, ¿qué te hizo volver a las piscinas? ¿Qué echaste tanto de menos el waterpolo para volver?
La verdad que me hizo volver Marc Comas. Me propuso volver a jugar y a mí me gusta muchísimo jugar a waterpolo. Y jugar para él me pareció una muy buena opción, porque me permitía disfrutar a la vez que compaginarlo con otras cosas. Y bueno, la clave era «si disfruto, jugaré. Si no, no seguiré jugando».
Y con Marc, como ya había jugado antes y sabía cuál es su método y lo que quería de mí, la comunicación con él es muy buena. Siempre, al menos para mí. Y el papel que me ofreció era un poco diferente al que había hecho hasta el momento. O sea, yo ahora soy jugadora, pero estoy un poco entre los entrenadores y las jugadoras. Soy mucho mayor que el resto, que la mayoría del resto de mi equipo, y eso me permite tener comunicación entre los dos grupos.
Y con ese rol que tienes de referente, ¿qué objetivos tienes? ¿Cuál es tu dinámica? ¿Cómo te sientes tú en esa posición?
Yo me considero entrenadora-jugadora. Pero teniendo jugador como principal. O sea, al revés. Sería jugadora-entrenadora.
Yo no tengo título de entrenadora, no dirijo al equipo desde fuera, pero sí que hago un poco el papel de transmitir cosas. Ayudar a Marc a transmitir cosas de técnica de waterpolo. Pero también en otros aspectos de actitud. De que, si Marc se equivoca, las cojo y les digo «chicas, que no pasa nada». Hay que relativizar. Hay que sentarse y decir «vale, de lo que ha dicho, ¿qué puedo extraer?». Creo que esto, si a mí me lo hubiesen hecho, me hubiese ayudado mucho.
Entonces intento transmitir un poco esto, mi experiencia para ayudarlas a suavizar lo que es la experiencia del deporte de élite, que es durísima. Somos profesionales y la mitad de mi equipo tiene entre 17 y 19 años. Son muy jóvenes.
¿Te planteas en un futuro, cuando ya lo dejes definitivamente, tener ese papel de entrenadora?
La verdad es que no me lo he planteado. Me he planteado sacarme el título para tenerlo por si acaso, pero de momento no tengo intención de hacerlo. Pero ya te digo, no tengo mi futuro muy claro. Así que voy haciendo poco a poco, día a día, y no lo descarto tampoco.
¿Y qué consejo le darías a esa Roser del pasado que llegó a debutar como la más joven en la selección?
No sé si hay un consejo concreto, pero creo que intentaría mostrarle que nada empieza ni acaba aquí, que hay muchas opciones. Que relajarse un poco también está bien. Que la opinión del resto, aunque sean el staff técnico, no es la palabra de Dios. Aquí no manda nadie hasta el infinito. Y que lo importante es estar bien uno mismo y, sobre todo, que pedir ayuda es muy importante. Que todo el mundo la necesita en algún momento.