En cada estrategia, en cada pase o en cada gol de waterpolo el color amarillo toma protagonismo, y es que el balón lleva ya muchos años vistiendo este color. Si pensamos en una pelota específica de waterpolo quizás podamos dudar acerca de su textura, su forma… pero nunca con el color amarillo que tanto lo caracteriza.
El balón en waterpolo, como en cualquier otro deporte que necesite uno, es determinante. Teniendo en cuenta de que hablamos de un deporte acuático, nos resulta cuanto menos curioso saber por qué el balón es de ese color, esa forma, y, sobre todo, cómo se ha llegado hasta ahí.
La historia y curiosidades sobre la pelota de waterpolo
En primer lugar, algunas de las características de la pelota dependerá si es para una competición femenina o masculina. Por ejemplo, el tamaño 5 (68-17 cm de circunferencia) corresponde a las competiciones masculinas mientras que el tamaño 4 (65-67 cm de circunferencia) corresponde a las competiciones femeninas. En cuanto al peso, este no debe ser inferior a 400 g ni superior a 450 g.
Su forma y textura están pensadas para facilitar el agarre y el característico color amarillo para mejorar su visibilidad. Hasta 1936, la pelota era de cuero como la de otros deportes como el fútbol o el rugby, pero el cuero, al mojarse, pesaba mucho, así que en ese año un entrenador de waterpolo diseñó una nueva pelota con tela de goma, lo cuál mejoró considerablemente su rendimiento. Ya en 1948 se acordó que la pelota fuera siempre de color amarillo para mejorar su visibilidad, incluyendo la norma para cometiciones oficiales como los Juegos Olímpicos.
Por último, en el año 2005 se permitieron algunos cambios, como la utilización de una franja central de color azul, verde, rojo o negro. La regla actual dictamina que la pelota debe ser de color amarillo con líneas negras.
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