Jennifer Pareja es una deportista ejemplar que acumula grandes éxitos sobre su espalda. La exjugadora española de waterpolo, nacida en Olot (Gerona) en el ’84, es considerada una de las mejores waterpolistas de la historia de España. Tanto es así que fue nombrada Mejor Waterpolista del Mundo y de Europa en 2013.

Tras los inicios de su carrera deportiva en el Club Natació Olot, en 2002 fichó por el Club Natació Sabadell, con el que ganó seis ligas españolas, seis Copas de la Reina y tres Supercopas de España. Con la selección española – en la que jugó durante dieciséis años -, Pareja disputó tres Juegos Olímpicos, dos Campeonatos del Mundo y dos Campeonatos de Europa. En 2012, ganó la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Londres, y, en 2013, la de oro en el Campeonato del Mundo y el Campeonato de Europa.

En 2019, ‘Jenni’ anunció su retirada del waterpolo y se convirtió en asesora del presidente del Consejo Superior de Deportes. En 2023 fue nombrada directora general de la Asociación de Deportes Olímpicos (ADO).

Ha pasado de ser una de las mejores jugadoras del mundo a trabajar por mejorar la calidad de los deportistas que podrían estar ahora en esa situación, en la misma que estuvo usted hace un tiempo. ¿Cómo fue la transición a los roles administrativos y de liderazgo en el deporte? ¿Hasta qué punto su experiencia personal como deportista y las cualidades que adquirió en el deporte le han ayudado a adaptarse a esta nueva vida laboral? 

Bueno, a ver. La transición realmente fue súper complicada. Yo creo que uno de los momentos más duros de un deportista es precisamente cuando deja el deporte. Yo siempre digo que no es cambiar de empresa, no es hacer lo que has hecho siempre e irte a otro sitio a hacerlo; si no que de golpe nunca más vas a volver a hacer lo que hacías, que era jugar a waterpolo en mi caso.

Entonces, fue muy dura. Pero es verdad que yo lo único que tenía claro desde el principio es que quería seguir vinculada al mundo del deporte. Cuando me preguntaban “¿qué quieres hacer?”, no sabía. “¿Dónde quieres trabajar?” No sabía. Lo único que sabía era que quería que fuera en el deporte. Así que, cuando tuve la oportunidad de venirme a Madrid, de cambiar mi vida totalmente, lo hice. Me vine con el tema de Iberdrola, de embajadora del programa Universo Mujer, y de ahí salté a la gestión deportiva como asesora del Consejo Superior de Deportes. Y la verdad es que creo que, siendo muy dura la transición, yo soy de las afortunadas a las que le ha ido bien esa salida del deporte. ¿Y por qué? Porque creo que, al hilo de tu segunda pregunta, hay muchas cosas que nos enseña el deporte y que no nos damos cuenta. Las llevamos dentro de una mochila que cargamos de valores, de maneras de trabajar, de disciplina, esfuerzo, trabajo, fuerza, constancia, gestión de la frustración, gestión del éxito… todo esto como deportista lo vas cargando en la mochila sin saber que lo cargas. Y, cuando sales, realmente lo que te demuestra es que todos esos valores que te ha enseñado el deporte son aplicables en cualquier ámbito de la vida.

Creo que la clave es saber cómo aplicas esas herramientas del deporte, en mi caso, fuera del agua. Creo que es lo más complicado, pero, una vez lo haces, te das cuenta de eso: de que todo lo que te ha enseñado el deporte tiene validez luego. Y es más, es una de las cosas que la gente desde fuera valora.

Y aparte de esas cualidades, ¿qué cree que hace a un deportista de élite ser eso mismo, un deportista de alto rendimiento?

Yo creo que, sobre todo, determinación. Querer ir a por un objetivo y trabajar lo máximo. Yo siempre he dicho el secreto del éxito no es otro que el trabajo. Es trabajo, trabajo y más trabajo. Al final, cuando quieres ser deportista de élite, de alto rendimiento, lo que tienes que hacer es trabajar. Entrenar muchísimo cada día, rodearte de grandes profesionales, centrar tu vida en cuidarte. Y no solo como deportista,
no solo en el momento de entrenamiento, sino en todo lo que rodea al deportista. Desde la nutrición, el descanso, la salud mental, el seguir formándote también para esa salida luego. Creo que hay muchas cosas, pero básicamente para mí es trabajo y, obviamente, yo creo que para estar arriba de todo el talento también es necesario. Al final hay mucha gente que trabaja mucho y que por desgracia no llega. No todo el mundo llega a cumplir sus sueños. Yo soy de las que no le gusta mucho el tema este de “quiero, sí puedo. Si creo que puedo, puedo”. Creo que hay mucho más detrás de esto y que hay que ser conscientes de que también hay una parte de talento y nos es innato. Pero lo que hay, sobre todo, es mucho trabajo

Como decía antes, empezó como asesora en el Consejo Superior de Deportes y ahora ha llegado a ser la directora general del Plan ADO. ¿Cuáles son los objetivos de este programa? ¿Cómo apoyan estos mismos al desarrollo del deportista de alto rendimiento? ¿Qué papel juega el waterpolo en este plan?
El plan ADO, para quien no lo conozca, creo que ha sido el plan más exitoso del deporte español. Esto nace en el 92, cuando nos dan los Juegos en Barcelona que deciden que no podemos ser solo el centro de atención a nivel organizativo, sino que también son necesarios los resultados deportivos. Se hace con financiación privada: las empresas españolas se suman a financiar la preparación de los deportistas olímpicos. Y tanto es que en Barcelona conseguimos 22 medallas olímpicas, que sigue siendo el máximo número de medallas para España en los Juegos Olímpicos.

Cuando se ve que esas becas fueron un éxito, se decide seguir con ellas. Son las becas que financian la preparación el deportista olímpico. ¿Qué nos permitió? Por ejemplo, en waterpolo, para nosotras fue realmente el dedicarnos a esto. Nos dieron una beca que llamaban especial de ADO que era para esos deportes o esos equipos que todavía no habían llegado a grandes resultados pero que parecía que eran
de los que podían llegar. El hecho de invertir en nosotras, de darnos una beca ADO, fue lo que hizo es que nos pudiéramos dedicar a esto exclusivamente. Yo creo que para el waterpolo femenino, y para el masculino en el 92, fue clave realmente. Porque te cambia el no tener que trabajar, el no tener que hacer otras cosas en tu vida y poderte dedicar exactamente a lo que quieres, que es jugar a waterpolo,
y a preparar unos Juegos Olímpicos. Entonces ahí yo creo que ha cambiado muchísimo.

Cuando yo entro, es verdad que el año pasado estuvo en un punto muy crítico y la idea de entrar yo fue un poco por mi trayectoria como deportista. Creyeron que podía ser una de las personas que podría intentar ver si el plan ADO lo volvemos a revitalizar, que le llamamos nosotros. Estamos en eso. Hemos modificado un poco, sobre todo, los retornos para las empresas a nivel de patrocinio, y estamos buscando para el año que viene, que es olímpico, los patrocinadores. Ya hay algunos, pero bueno, la idea es seguir trabajando. Sobre todo
porque para mí es un programa que ha sido exitoso, que se ha copiado a nivel internacional y que no puede desaparecer. Creo que tenemos que seguir.

Y los deportes minoritarios, o mal llamados minoritarios – a mí no me gusta que se le llame minoritario al waterpolo -, creo que no
tienen tanta repercusión ni tantas ayudas. Son básicos y es imprescindible tener esas becas.

¿Cree que haber sido deportista del Plan ADO le ha aportado experiencia para dirigirlo ahora?

Totalmente. Yo creo que es clave. Yo cuando ahora me siento con las empresas muchas veces debatimos sobre el papel del deportista y su implicación y siempre les digo “yo he sido deportista ADO. Sé perfectamente de lo que hablamos”. Sé que el deportista ahora tiene más conciencia también de trabajar su “yo” global, que le llamo yo. El 360. No solo el trabajar, entrenar, físico y agua. Sino que también trabajan su parte marca personal, los retornos a los patrocinadores, el estar también agradecido a todas esas empresas que te apoyan. Creo que eso ya va calando más, cada vez más, en el deportista y está más implicado en estas cosas.

Es verdad que posiblemente hace diez años nos dedicábamos solo a entrenar, pero ahora el deportista sabe que ser deportista no es solo entrenar, sino que implica muchas más cosas. No solo en el deporte, sino en la sociedad también.

Y, más allá de posibles problemas físicos que pudiese tener como deportista, ¿tuvo que enfrentar algún desafío? Hay veces que se dice que los deportistas de estos deportes «minoritarios» reciben menos apoyo. ¿Cree que esto es verdad?

Bueno, yo creo que ha ido evolucionando. Cuando empecé en el waterpolo es verdad que femenino todavía no había hecho nada y había menos ayudas. Las condiciones no eran las mismas. Creo que ha evolucionado muchísimo en general, tanto el waterpolo femenino, en este caso, como el deporte femenino en general. Que creo que hay que ponerlo en valor. A mí me gusta ponerlo en valor.

Pero sí, obviamente hay muchos desafíos durante tu carrera deportiva y, entre otras cosas, es esa parte de cómo concilias la parte deportiva con la más personal o laboral. Es verdad que, cuando nos centramos en entrenar y en preparar unos Juegos Olímpicos, no se entiende que no estés centrada al 100% en esto. Entonces creo que esa es la parte más complicada.

También creo que tenemos que mirar fuera de la burbuja. Yo siempre digo que a los deportistas nos meten en una burbuja y luego, cuando explota la burbuja, nos quedamos en la vida un poco desorientados. Bueno, pues creo que es importante concienciar al deportista
de que salga de esa burbuja un poquito. Yo en mi caso, por ejemplo, una de las cosas que cambiaría precisamente sería esa. “Oye, no te centres solo, solo, solo en el waterpolo. Haz más cosas”. Creo que es de los desafíos a los que se enfrenta un deportista. El no centrarse solo en la vida deportiva, sino cuidar todo. Tu “yo” personal, tu “yo” formativo, tus otros “yos”, que somos muchos.

¿Cree que a nivel institucional se les da apoyo a los deportistas para que salgan de esa burbuja?

Sí, yo creo que sí. Yo creo que ahora ya sí. Es verdad que eso también ha ido evolucionando, pero yo he estado cuatro años y medio en el Consejo Superior de Deportes. Ahora estoy aquí, en la sede del Comité Olímpico, en ADO. Y creo que las instituciones del deporte
en España apoyan el deporte. Ahora mismo hay presupuestos muy importantes para la ayuda al deportista. Cuando se ha solicitado ayuda también para el ‘post’ hay programas para la reinserción laboral, para ayudar a deportistas a enfocarse en su futuro… Sí que lo hay.

Es verdad que creo que falta conciencia, que el deportista sepa todo lo que hay a su alrededor y que quiera aprovecharlo. Yo, y hablo en primera persona, cuando salí de esto dije “jo, faltan ayudas». No. Existen, y nos las ponen. Lo que pasa es que muchas veces no queremos verlas. Y yo ahí soy crítica conmigo misma. Yo no quise ver esa ayuda.  Hay un programa de ayuda al deportista, PROAD, y tiene medios, personas, para ayudarte en todo esto. Y yo no quise verlo. No quise verlo porque estamos centrados en entrenar, pero sí que las hay. Y creo que el deporte en España goza de buena salud, lo digo de verdad.

¿Este mismo apoyo institucional se vería modificado de alguna forma si España volviese a conseguir medalla en París?

A ver, yo creo que, cuando los equipos están arriba del todo, cuando los equipos se sacan las medallas, el apoyo está. Yo creo que el gran reto del deporte español es mantenerse ahí arriba. Que los éxitos sigan llegando. Pero, sobre todo, trabajar en la estructura para que lleguen los éxitos. Al final los éxitos los consigue la Selección Española absoluta o junior, pero los consiguen 13 personas. Yo creo que el tema es que para llegar a esas 13 personas, en nuestro caso, hay que mantener bien y sanas las estructuras del deporte. Ahí es donde creo que sí que se puede trabajar y que se está trabajando también. Los clubes, las federaciones están trabajando en esa estructura que es lo que permite luego tener un equipo potente.

Bueno, yo creo que los éxitos siempre ayudan a traer más patrocinadores, a traer más ayudas. Pero lo importante es también que se consigan esas éxitos porque se hacen bien las cosas.

Ya centrándonos en nuestro deporte, en el waterpolo, ¿cómo ve el futuro de este en España? ¿Cuáles son las oportunidades para su desarrollo y para que siga creciendo en popularidad?

Bueno, yo creo que uno de los retos que tiene el waterpolo (y no solo waterpolo, creo que es un tema general del deporte) son las audiencias. El tema de la asistencia a las piscinas, de captar fans. Creo que es el gran reto ahora mismo para el deporte.

Ha cambiado la manera de consumir deporte. Ha cambiado la gente. Ya no se desplaza a los estadios, a las piscinas. Ahí hay un buen reto para seguir creciendo. Nuestro deporte es atractivo, pero creo que tampoco nos ayudan esos cambios de reglamento. La gente no entiende nuestro deporte muchas veces, y yo hablo con gente de fuera del mundo del deporte y me dicen “¿pero esa jugada es penalty? ¿No es?”
Y, sabiendo de waterpolo dos personas, una te puede decir que es penalty y otra que no. Entonces creo que hay una parte muy subjetiva
de nuestro deporte. Tenemos que hacer que la gente lo entienda fácilmente y que lo vea fácil.

El reto es mantener, generar fans y, para mí, hacer que nuestro deporte sea más sencillo de entender de cara al aficionado normal. Porque si a la gente del mundo del deporte nos cuesta a veces seguir los cambios, imagínate a la gente de fuera. Es un súper reto. A mí de las cosas que me decían siempre del waterpolo, que eso creo que ha ido cambiando, era “pitan mucho, es que no sé qué pitan. Es todo el rato ‘pipi’» Entonces creo que por ahí tiene que ir si queremos llegar al público, no de waterpolo.

Con este objetivo, y en relación con las pequeñas estructuras de las que hablaba antes, desde 2022 se está procurando dar más visibilidad y profesionalizar las ligas de División de Honor a través del proyecto LEWaterpolo. De hecho, uno de sus primeros logros ha sido que el COE le ha otorgado el sello de Evento Deportivo Sostenible. Desde fuera, como jugadora de un «plan antiguo», ¿ha notado algún cambio considerable en estas ligas?

Sobre todo, lo que se ha anotado para mí es en tema de visibilidad, creo que se está trabajando bien. El tema de seguimiento, a veces es complicado seguir las ligas o seguir los partidos, creo que se está consiguiendo también. Y se está haciendo con un desarrollo sostenible que, como tú dices, le ha dado un reconocimiento.

Creo que ese es el camino. En realidad es aunar todas las fuerzas, que es lo que han hecho. Han creado una liga profesional de waterpolo, una asociación, con todos los clubes y con todos aportando desde su perspectiva. Porque al final no es lo mismo el primer o segundo club que el club que queda décimo, undécimo. Seguro. Porque tienen otros presupuestos, otras maneras de trabajar, otras realidades. Entonces creo que es un buen espacio para desarrollar conjuntamente todo, tanto la liga femenina como la liga masculina. Y de ahí sí que pueden hacer algo para conseguir los patrocinios y llegar a otro tipo de audiencia que a lo mejor individualmente no se llega.

Me parece una buena idea y ojalá algún día veamos ligas profesionales de waterpolo y realmente hayamos cambiado esa pequeña realidad.

Y como directiva, desde el otro lado, ¿cómo ve el proyecto?

Bueno, lo mismo. Yo creo que es la misma visión. En realidad es verdad que yo creo que para hacer crecer el waterpolo se necesitaba también ese impulso. Es la manera de llegar a nuevas realidades y a que todo mundo pueda opinar de una realidad conjunta
y de aunar esfuerzos. Al final, si queremos hacer grande algo, si nos juntamos somos más fuertes. Así que creo que es la manera de llegar.

Y, como directiva, creo que es de los proyectos que son bonitos, que a mí me hace ilusión ver, porque son de mi deporte. Y realmente digo “ese es el camino y hay que hacerlo”.

¿Cree que la profesionalización de las ligas puede ayudar a conseguir patrocinios para le Plan ADO?

Para el plan ADO no lo sé, porque el plan ADO es más el tema equipo olímpico. Pero para la propia liga, para los propios clubes, estoy convencida de que sí. Al final, si profesionalizamos las estructuras como hablábamos, y profesionalizamos la manera de vender nuestro deporte, su visibilidad, estoy convencida de que esto va a abrir puertas y no sé cuándo, pero van a llegar seguro esos patrocinios para una nueva manera de trabajar. Es adaptarse también a las tendencias que ahora buscan las empresas. Por ejemplo, ser la primera liga sostenible en España me parece que te da un plus también para buscar esos otros tipos de patrocinio.

Y, para concluir, antes hablábamos de salir de la burbuja. Usted que lo ha vivido en sus carnes, ¿qué pasos les aconsejaría que siguiesen los deportistas de ahora cuando llegase el momento de echarse a un lado?

Hay que prepararse psicológicamente. Me parece que por mucho que tú prepares tu retirada, que sea el momento que tú consideras oportuno y demás, hay un vacío que vamos a vivir todos los deportistas. Porque, posiblemente, lo que nos ha dado el deporte es complicado que te lo dé otro ámbito de la vida. Yo siempre digo que no voy a buscar esa adrenalina, esos momentos que vivía, esa presión. Tenemos que saber que nunca más vamos a vivir eso, yo creo. Para mí es preparar al deportista psicológicamente. Que se prepare para ese momento. Que sepa que puede llegar mucho antes de lo que él cree o ha preparado. Ya sea por una lesión, sea por una decisión técnica, sea por sea por lo que sea. Puede que ese momento no sea en el momento que tú creas. Hay que estar siempre preparado. Y, luego, que tenga más de un pilar. Que salga de esa burbuja, que no se centre solo en entrenar, en competir e intentar ser mejor. Que sí, hay que hacerlo, pero que tengan más cosas fuera de esa burbuja. Que tenga más burbujas y que mire un poco fuera. Yo, a las chicas con las que mantengo relación todavía, siempre les digo “aprovecha la burbuja, porque es magnífica y somos afortunados de estar en ella, pero de vez en cuando hay que abrir la burbuja y salir un poquito, mirar lo que hay fuera. Porque luego, cuando explotas, es muy dura”.

Hay que prepararse y, aún preparándose, creo que es un momento que todo el mundo lo va a pasar mal. Pero, posiblemente no sea tan duro. Para mí fue uno de los momentos más duros de mi vida, seguro. Entonces yo, siempre que hablo con alguien, con algún deportista,
ya sea en la fase que sea, le digo: “no lo descartes nunca”. Porque es que es eso. Es que una lesión te puede dejar fuera mañana.

Y, entre reunión y reunión, ¿echas de menos el deporte y vas de vez en cuando a la piscina o te contentas con quedarte en la silla?

El agua en la ducha. Ya está, no quiero más agua.

No, la verdad es que hago deporte, obviamente. Es que si no me vuelvo loca. Yo necesito hacer deporte. Eso también es un estilo de vida que he tenido siempre y a los dos días de no hacer deporte me dicen “Jenni, bájate un ratito al gimnasio, hija”, porque me sobra energía por todos sitios. Pero es verdad que agua no he vuelto a tocar. No sé. También es verdad que mi salida fue para mí traumática y necesitaba desconectar del mundo del agua. Y eso de “quien tuvo, retuvo” es mentira. Quien tuvo, no retuvo nada. Yo me tiré a una piscina una vez y, viendo los tiempos a los que iba, dije: “no me voy a volver a tirar más a la piscina”. Porque era frustración total. Así que ahora hago deporte. Me gusta hacer pesas, juego con mis amigas al pádel, pero realmente no me apetece agua. No me apetece.